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vino con sandía       

Armando Zeblox
jueves, marzo 30, 2006
 
Lectura de posguerra
ESTE SÁBADO 3 DE FEBRERO...
FIESTA ORGIÁSTICA
TENSIÓN Y EYACULACIÓN EN UN SÓLO PREDIO
VENÍ, NO SEAS RAQUETA

Te esperamos en el predio anterior a la cancha de Newll´s, Av. Concordia 5400.
te lleva el tren quilmes-oeste, el tren de la costa
y la combi "Ave María" que sale cada media hora.

Presentando este anuncio impreso en impresora láser te regalamos un "fri drin" en honor a tiempos pasados.
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Queridos Televidentes:
Vinoconsandía se enorgullece en anunciar la fiesta que jamás estaban esperando. Será tremenda. Habrá cuartos temáticos, globos con ácido fólico, matracas en forma de penes y silbatos que suenen a orgasmos. Será una orgía total.
Habrá también enanos. Los enanos serán parte del decorado, no podrán tocarlos ni penetrarlos. Queda usted informado.

lunes, marzo 27, 2006
 
Carcomido por el sodio
Ernesto no es un pibe de barrio cualquiera, como vos, como yo. A Ernesto no le importa que sus zapatillas sean marca Flecha y su remera lleve la insignia de Brigada Cola. Pero no lo hace como vos lo harías, puto de pacotilla, snobísticamente. Ernesto está más allá del bien y del mal: lleva puestos jeans negros ajustados que ingresan en sus botas de explorador como los túneles de Tokyo. Tiene también un chaleco tipo fotógrafo, aunque no saque fotos. A él, como a ninguno de nosotros, todo le chupa un huevo. Y me parece que todos tenemos que aprender de él cuando, sorprendentemente, en una clase de Álgebra III en el pabellón B de Ciudad Universitaria, Ernesto abre su Memo de anotaciones y lee:
"Zeblox es mi amigo porque juega conmigo. Vos, que me mirás y te reís de mi ano contranatura, merecés viajar a un salar y allí beber hasta el hartazgo agua bendita. Morirás deshidratado, exprimido por el sol y la sal. Como un perro putrefacto, te retorcerás en el más abandonado de los paisajes, para que una turista coreana llamada MinWoo, meses después, encuentre tu rosario de pelotitas plásticas y diga en su dialecto: mirá que cool es esto."

martes, marzo 21, 2006
 
Gula de verano
- Cómeme, maldito canalla. - Le grité mientras dormía. Masticaba una uña vieja cuando caí en la cuenta de que no toleraba la forma en que temblequeaba su labio al dormir. Lo sacudí y le dije, Me tienes cansada, con esa cara de palta podrías hacer otra cosa. Pero claro, él no lo entendió. Murmuró algo en sueco y siguió durmiendo como si nada. Eso me excitó aún más: mi temperatura corporal comenzó a elevarse, provocando una natural excretación de pus y grasa, qué sensación tan placentera. Con total impunidad salí del cuarto de hotel barato para lavarme la cara. Teníamos un baño compartido y cuando llegué un chino salía lloriqueando de la ducha. Qué te pasa, puto, pensé. Pero le sonreí con total respeto y enjuagué mi frente.
- Sabés qué, alberto? Me constipé.
A él nada le importaba, nada de lo que yo podía decir iba a cambiar el curso de su profundo sueño. Las pastillas tiradas en el piso, la ropa arrugada junto a su valija. Tantos recuerdos.
Alberto, ya no te amo.

viernes, marzo 17, 2006
 
Reglas para usar el karting
Emma, aquí te dejo las reglas para manejar mi karting. Espero que lo disfrutes

1: bajas hasta mi garage, cuando yo no esté.
2: te desnudas completamente, dejándote puesta sólo una minúscula tanga. Si no has traído una puesta, usas cualquiera de mi mujer.
3: te calzas el overol de competición. Luego el casco.
4: te subes al karting y enciendes el motor. Asegúrate que el tanque esté lleno, si no lo está, usa el bidón del fondo.
5: sales a la calle.
a) Si es de noche, recorrerás la costanera a máxima velocidad. Cuando amanezca, te tirarás al río, también a máxima velocidad. Si quieres, puedes nadar hacia la costa.
b) Si es de día conducirás hasta el campo, en donde atropellarás a un hippie, y no a otra cosa. Cuando caiga la noche, podrás incendiar el karting para iluminarte.
6: en todos los casos, cuando terminas me entregas la tanga de mi esposa, y me devuelves mi overol.

Armando Zeblox

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Por Alejandro Simón López

sábado, marzo 11, 2006
 
A Ricky
Traspasé la puerta de la casa de Senillosa y me topé con la escalera caracol. La subí durante un buen rato hasta llegar a la habitación que me había sido indicada por teléfono. Entré. El cuarto pequeño estaba en penumbras y sonaba bajito una música de ensueño.

Del techo de la habitación, en el centro, pendía una bola de espejos. La bola teñía de lunares luminosos a las parejas de bailarines, que se deslizaban silenciosos como esa noche de viernes. Al costado de todo eso, solo, estaba Ricky Espinosa.

Ricky estaba como hipnotizado por un televisor. Las luces que emitía el aparato le hacían dibujos azarosos en el rostro y el parpadeaba y sonreía placenteramente. Ricky había muerto (y al parecer no había muerto) hacía ya casi cuatro años. Sin embargo, verlo allí no me produjo ninguna sorpresa.

Un hombre pelado que no estaba bailando me llamó por mi nombre. Se acercó, extendió su mano y me entregó una pequeña cajita. La abrí. Allí estaba el anillo de oro blanco que había pedido. Me lo puse en el anular izquierdo. Ni siquiera verifiqué que el grabado estuviera hecho. Sentía que la frase del lado interno del anillo era la correcta: "Todas las bandas que te gustan son previas a mil nueve veintidós"

Salí del cuarto y bajé la escalera. Afuera la noche ya no era silenciosa. Se escuchaba un ruido ensordecedor, como el que hace un televisor puesto en un canal que no existe. Abrí la puerta de la casa y vi que llovía a cántaros. Salí sin paraguas y camine unos metros cuando el agua comenzó a subir. El agua subía y subía y de un instante a otro había llegado al primer balcón de algunos departamentos y yo nadaba, desesperado. A mi lado Ricky también nadaba para salvarse.

Y de pronto estuvimos tranquilos porque Ricky y yo nos habíamos convertido en delfines. Yo era un delfín plateado y Ricky era de color negro. Saltábamos y jugábamos. A mi me encantaba describir semicírculos plateados en el aire.

Todo eso duró lo que duran las cosas buenas. EL agua empezó a bajar y yo volví a mi forma humana. Pero Ricky no. Nadé rápido para decirle que el agua ya estaba bajando, que hiciera algo para volver a su estado original. Pero es imposible alcanzar a un delfín.

El agua finalmente se extinguía y Ricky se había distanciado varias cuadras. Las corrí con todas mis fuerzas hasta que llegué a su lado. El delfín negro, Ricky, estaba muerto. Y otra vez, mientras mis lagrimas caían sobre su cuerpo sin vida, me invadía la tristeza de no haber podido salvarlo.

viernes, marzo 03, 2006
 
estimulante retroludismo
Mujeres golpean ventanas. Las puertas se abren como caucho desinflado. Ruge el león estrepitante, y el poeta con mal gusto responde con un llanto. Júbilo. Mundo nórdico atravesado por Mahoma, retroproyector lúdico encarnado en la figura judía de Jesús. Cera en las mesas, casi un colectivo caluroso, casi una pelirrojicidad extasiante y bien esquizofrénica. Dos más dos es tres y pico, es pi. Y sin embargo se acerca el mundial, y todos esperamos tirar nuestros cd´s por la ventana para encontrarnos con que no entendimos ni jota. Hay un postre que se hace con arroz en la heladera, además de mucha, pero mucha pizza. Y los asados cósmicos se desvanecen en aguas turbias, como si se rompiese un vidrio, como si los golpes de mujeres terminaran creando caca. Excremento esbelto, bien diet, casi para supermercado con coreanas. ¿Qué sabés de los legos? ¿Y qué saben ellos sobre vos?
Vino con Sandía continúa observándote. Cuidado con escaparte.