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vino con sandía       

Armando Zeblox
sábado, noviembre 17, 2007
 
menos que hitler
Porque Vino con Sandía duró menos que Hitler, podemos decir que aun hoy seguimos siendo el gran Imperio del Humor Pelotudo. Si hubiese durado lo que Hitler, ese Imperio hubiese sido derrotado y hace ya mucho nos hubiéramos suicidado.

Sin embargo, Vino con Sandía vive en esa constante tensión entre lo durable y lo ya extinto, buscando algún tipo de aire para respirar entre tanto arte del delirio cool. El arte del delirio cool es lo más absorbente que existe en el planeta, es algo que nadie quisiera tener en la repisa de su casa porque, lo sabe, será mal mirado por el prójimo.

Y en Vino con Sandía, es claro, se trata siempre de la mirada de los demás. Por eso nos hemos propuesto, hace ya mucho, destruir a Vino con Sandía. Porque odiamos nuestros lectores, odiamos que nos imiten. Siempre nos robaron las ideas y esta certeza es inquebrantable. Entonces Vino con Sandía pierde su función cuando lo plagian. Nos sentimos descaradamente insultados, escupidos en nuestras más nobles partes, cuando roban nuestras cacas. Y elevamos nuestro insulto al cielo porque ya no sabemos cómo hacer para reinventarnos.

Vino con Sandía se angustia e intenta en ese momento redefinir la angustia. Una angustia que te morís, porque ya no es más gracioso que te coja una bolsa transparente con pijas.

En Mi Lucha, Hitler esbozó algunas de estas ideas, pero no las desarrolló. Es hora que saquemos nuestras lenguas hacia afuera y gritemos todos juntos para encontrar la solución final a nuestros reclamos.