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vino con sandía       

Armando Zeblox
domingo, agosto 21, 2011
 
sin luto ni título
Mirá como te posteo todo. O sea, lo que vos no entendés es que vengo con un cáncer de próstata que agarrate Catalina. Casi tal como si fueran dedos que te escriben un texto predictivo sin que te des cuenta. Te pasó un camión y no te diste cuenta. Te agitaste y la lechita no la tomó Dios. La conexión divina se invirtió y quedaste azul. Tu cabeza azul se fue volando por el cielo como ACV, como luz LED.

Esther palidece. Yo me acuesto y te miro desde arriba. Soy tu lamento y tu informante. Te descontracturo mientras hacés esos ruiditos. Gemís hasta que te apago. Te acostás en la oscuridad del ventilador fosforescente. ¡Estallidos de flogisto! Pokemones endiablados que me hablan sin parar. Escucho voces de castillo medieval. ¡Un gato gris con manchas!

Andate gato, no te comas mi celular. No quieras aparentar. Vos fuiste dicroica y mañana he de ponerte a girar. Te dejaré hecha una almohada, mojada. No desesperes, porque perderás el poco pelo. Y el otro, que se vaya acumulando. Sos boleta. Te reviento con mi flatulento cable. ¿Te hizo ruido? No es nada eso. Sólo una heladera que te tira de la puntita. Ladrillo interminable, encerado depilación cavado. Gemidos otra vez, me callo y la frecuencia se cancela. Para abajo y hacia el sol, como anteojo. Ay, vibrame ahí, rompete y cabalgamos el pastito. Blueberry. Nunca Blackberry.