<$BlogRSDURL$>
vino con sandía       

Armando Zeblox
jueves, noviembre 30, 2006
 
Solo con vos
EN LA CALLE había ese clima tenso de fin de año. El calor y el vientito que golpeaban las ventanas de los conventillos terminaban de colorear nuestra caminata por la vieja calle de san telmo. Tú, que te sabes cada uno de los bares clásicos de los barrios, me invitaste a entrar al mercadito de puertas celestes, de maderas rasqueteadas. Sabías que nos íbamos a deleitar con una escena de forcejeo entre borrachos y gordos, entre ojos rojos y barbas estrepitosas. Lo sabías, pero no quisiste decirlo para no arruinarme la sorpresa. Gracias, de verdad. Creo que no deben haber sido más de 4 segundos, durante los cuales fuimos testigos oculares de caras, hojotas y grandes panzas tan fotografiables que daba pudor.
Era obvio que el auto no te lo estaban robando, pero quise simularlo. Quizás sólo para sentir, contigo, esa adrenalina especial que tiene alarmarte y por un instante (de manera muy sádica, lo sé) disfrutar tu gesto facial de horror ante un posible hurto.
Hace unos días escuché en una radio que todos somos reemplazables. Es verdad. Pero yo pensaba, mientras masticaba en cámara lenta el tostado crocante, que sólo así juntos tenía sentido disimular el sonido bucal en medio de la obra conceptual de tu amiga. Sólo al lado tuyo valía la pena y cobraba ese gustito especial hacer las cosas más estúpidas del mundo, como simular una compra de bombones sólo para que la ilusionada vendedora nos diera a probar algún sabor, o simular estar perdidos en la calle y hacerle ridículas preguntas al chofer del 60 sólo para que de la vueltita y nos deje después de esas interminables cuadras. (gratis)
Ahora que me siento el gusto a queso rancio de la boca, me alegra no ser yo la que tenga barba. Como si alguna vez lo hubiese deseado. Bueno, es que tú , tú te ves tan sexual con tus bigotes que a veces quisiera verme así también. Quizás sea una buena idea, pero ya sabes, sólo con tigo tendría sentido.

viernes, noviembre 10, 2006
 
Variationen.
Variaciones compuestas de un tema único, treinta variaciones y un reprise. Las variaciones constan de un fondo armónico común: un judío errante que no es acreedor sino deudor.

1, Aria.
Goldberg pasea de un lado al otro del escenario. La sala está completamente vacía, no hay ningún elemento y Goldberg desafía cada tanto al público con su mirada. Se lo ve desaliñado, vago. Su caminar es lento y poco prolijo, un poco tenso. Hay una pérdida de esperanzas fuerte que se ve a través de todo lo que realiza. Quizás en algún momento se tira en un sillón. Su corazón se ha perdido por ahí.

2.
Goldberg.
GOLDBERG: Hola, soy Goldberg. Soy un judío errante. Camino por aquí y por allá, sin cesar. No me detengo. Quizás alguna vez lo hice, pero no fue mi intención. Y si fue mi intención, pido disculpas. No me sale bien ser judío. Tengo bastantes problemas. Pero si hay algo que me gusta, al menos eso parece, es errar. No sé por qué, quizás es que nací de esta manera. En fin, ¿qué puedo decir? Las cosas son así. Jamás dejaré de errar, me parece. Soy un tipo incauto, y además, soy judío y a veces realmente tengo culpa. Muchísima. O sea, es como un maremoto oriental que de repente llega y me hace pensar en mi madre y en toda la moral religiosa. En fin. Me arrepiento y me da culpa también arrepentirme.
(Entra Rubén Estévez, un señor bien vestido y alegre. Usa bigotes y sombrero)

3.
Goldberg, Estévez.
GOLDBERG (Aparte): Ahí veo a mi amigo Rubén Crístez. Debo pedirle plata.

4.
Goldberg, Estévez.
GOLDBERG (Aparte): Me lamento de ser un mal judío. Yo debería ser acreedor y soy deudor. ¿Por qué siempre me pasan este tipo de cosas? Siempre quedo mal con todos, ¡en las reuniones familiares no puedo ni hablar! Es frustrante.

5.
Goldberg, Estévez.
ESTEVEZ (A Goldberg): Ay, Goldberg, qué lindo verte por acá. ¿Sabés que ayer soñé con aquellos tiempos en los cuales éramos niños? ¿Te acordás? Cuando comprábamos una Coca-Cola entre todos, yo siempre me las arreglaba para tomar más Coca-Cola que vos y los demás. Soy un genio.

6.
Goldberg, Estévez.
GOLDBERG (con vergüenza): Che, te tengo que pedir plata para comprarme un auto.
ESTEVEZ: Claro, por favor. ¿Cuánto querés?
GOLDBERG: Mucha plata. ¿Cuánto cuesta un auto?
ESTEVEZ (cuenta dinero y le da un fajo de billetes): Cuesta más o menos esto. Me lo vas a devolver con interés.
GOLDBERG: Gracias. (Aparte) Me voy a comprar un auto para realizar delivery de helado kosher a domicilio.
(Apagón)

7.
Goldberg con una remera blanca que tiene impresa en el frente la palabra GOLDKREAM.
GOLDBERG: Qué maravilla. Me hice multimillonario con mi heladería y hoy comienzo a exportar al exterior. Soy un verdadero genio. Ayer me pidieron un envío de materia prima a Estados Unidos, para analizar los componentes, quieren tener una planta allá. Es increíble cómo estoy vendiendo. Soy un judío multinacional.
Entra Estévez.

8.
Goldberg, Estévez.
ESTEVEZ: (Aparte) No lo puedo creer. Acabo de ver en el diario que los famosos helados GoldKream son producidos por mi amigo judío, Goldberg. Qué bronca. Necesito hacer algo. ¿Cómo puede ser que ese tarado sea mejor que yo? Es una cosa imposible.

9.
Goldberg, Estévez.
ESTEVEZ: (Aparte) Debo impedir que GoldKream siga siendo un éxito. Pero, ¿qué puedo hacer? No tengo idea. Debo encontrar una solución eficaz para cagarlo. Odio a los judíos y especialmente a mis amigos judíos. ¿Qué hago? Demonios, siempre tengo buenas ideas, y en este momento no se me ocurre ninguna. Debería pensar afuera un rato y volver. O meditar, hacer un curso de meditación. Demonios. ¿Cómo es que este tarado??

10.
Goldberg, Estévez
GOLDBERG (A Estévez): Che, Rubén, te recuerdo que te debo dinero. Pienso devolverlo, obviamente.
ESTEVEZ: (Sorprendido ante las palabras de Goldberg): Oh, sí, ¡claro! Claro, me había olvidado de eso. Pero bueno, devolvémelo cuando quieras que no hay apuro.
(Estévez se va corriendo a toda velocidad).
GOLDBERG (Gritando): ¡Eh! ¡Esperá! No te vayas, pensaba devolvértelo ahora.

APAGON.

11.
Goldberg. Un grupo de la INTERPOL llega velozmente y le pone esposas en las manos a Goldberg.
GOLDBERG (Rodeado por hombres de INTERPOL): ¿Eh? ¿Pero qué demonios pasa? ¿Cómo entran así nomás a la residencia Goldberg, sin dejar ni siquiera un mensaje a mi secretaria? ¿Qué pasa?
AGENTE DE LA INTERPOL: Tiene derecho a guardar silencio.
(Se van llevándolo a Goldberg, quien da patadas y gruñe constantemente.)

APAGON.

12.
La escena transcurre en el pasillo de una humilde comisaría. Goldberg, sentado en un banco, muy triste y cabizbajo. Estévez se sienta al lado suyo, sin que Goldberg lo vea.
GOLDBERG: No entiendo qué hago acá, con esposas. (Lo ve a Estévez, quien está al lado suyo). ¡Rubén!
ESTEVEZ: Hola. Mirá, Goldberg, te comento por qué estás acá. El nombre GoldKream ya estaba registrado en 2005 por un grupo de sujetos kirchneristas de Ciudadela que pensaban vender una especie de espuma dorada para el carnaval de febrero. Al final nunca lo pudieron hacer. Pero usaste un nombre que no era tuyo. A ver si salís de ésta tan fácil, querido.
GOLDBERG: ¡Oh! Pero? Rubén? ¿Vos acaso me tenés rencor?
ESTEVEZ: Sí.
GOLDBERG: Ay. (Vemos a Goldberg muy apenado, a punto de llorar.)

APAGON.

13.
La escena transcurre en una celda común, con poca luz. Goldberg.
GOLDBERG: Dios, cuánto pesar. Le empecé a tener rencor a Rubén. Ya lo odio. Ahora lo odio más. Ahora lo odio definitivamente. ¿Y ahora cómo hago? ¿Cómo hago? Pasan los días y yo no podré hacer más que vivir encerrado acá. Me siento mal. Me voy a dormir.
(Se duerme en una cama o en el piso. Pausa. Luego se despierta, totalmente exaltado.)
GOLDBERG: ¡Ya sé! ¡Se me ocurrió una idea genial para escaparme! Tengo mi shofar de bolsillo. Es un instrumento religioso que hace un sonido horriblemente fuerte y judío. El sonido es parecido al de esas sirenas de emergencia que hay en todos lados. Voy a simular una emergencia usando esta maravilla del mundo moishe, y se van a abrir las puertas de todas las jaulas para evitar que los presos se mueran quemados ante el supuesto "incendio". Soy un genio.

14.
Goldberg.
GOLDBERG (con el shofar en la mano): Ahí verán esos tarados. (Goldberg simula una emergencia utilizando su shofar, haciendo un ruido horrible y con un tempo irregular. Se escuchan gritos muy agudos.) Cuánta tecnología, las puertas se abren automáticamente. Argentina, año verde. Qué ilusos que son, por favor. Chau, me las tomo. (Goldberg se pone a correr por el escenario.) Uf, ¡qué cansado que estoy! Pero logré escapar de la cárcel de un modo definitivamente fácil. Ahora voy a quedar prófugo de la justicia, pero vale mucho la pena. La comida de la cárcel era un asco. Y además, yo soy medio claustrofóbico.
(Sale.)

15.
Se escucha a Goldberg gritar desde fuera del escenario.
GOLDBERG: ¡Quedé prófugo de la justicia! ¡Y liberé a cientos de otros presos que seguro que como yo, fueron totalmente verdugueados por imbéciles como Estévez!
(Aparece en el escenario nuevamente) ¿Y ahora qué hago? Soy un fugitivo. Me parece que me voy de esta ciudad.
APAGON.

16.
La escena transcrurre en un bar. Goldberg sentado, hay un televisor encendido cerca suyo.
GOLDBERG: Me escapé a Valeria del Mar, y estoy por suerte en el bar de una estación de servicio. Me estaba haciendo un pis terrible en el micro, y el baño estaba ocupado durante todo el viaje, o clausurado, no sé. Por suerte ya está, ya pasó el mal momento. (Goldberg mira un televisor y se sorprende) ¡Oh! ¡Salgo en la televisión! Maldición. Y encima de ser un prófugo peligroso, el hijo de puta de Estévez denunció que le debo el dinero del auto, con intereses. Piden un millón de pesos por mí, ¡vivo o muerto! ¿Qué hago? Me parece que me tengo que esconder, pero no sé dónde.
APAGON.

17.
La escena transcurre en la calle. Vemos un gran supermercado en el fondo. Goldberg, corriendo por todo el escenario.
GOLDBERG: ¡Ay, ay, ay! (Se detiene.) Oh. Un supermercado, ¡voy a comprar matze! (Entra a un supermercado, y vuelve al escenario con una caja de matze muy grande). Perfecto. Creo que me voy a esconder a vivir en el famoso tacho de basura gigante que hay en la playa de acá, de Valeria del Mar. No se me ocurre nada mejor que ese tacho apestoso y desagradable. Maldito Estévez. Ay.
(Goldberg se retira corriendo incómodamente con su caja gigante de matze.)
APAGÓN.

18.
La escena transcurre dentro de un enorme tacho de basura. Goldberg, recostado y apoyado en su caja de matze.)
GOLDBERG: Estoy triste. Triste. Y estar acá adentro me hace recordar mi infancia, en la cual no podía ir a la playa sin crema solar ni mis papás me dejaban lavar los platos. También recuerdo mi adolescencia, en la cual no podía ir a la playa sin crema solar y mis papás me obligaban a lavar los platos.
(Entra un niño.)

19.
Goldberg, Niño.
GOLDBERG (Aparte): Ay.
NIÑO: Hola. Estaba jugando a las escondidas y me oculté en este tacho de basura gigante. No sabía que vos también te habías escondido acá.
GOLDBERG (Al niño): No estoy escondido.

20.
Goldberg, Niño.
(Goldberg se levanta, abre su enorme caja de matze y extrae un pedazo de alimento.)
GOLDBERG: ¿Querés matze?
NIÑO: No, no quiero, ¿qué es eso?
GOLDBERG: Una especie de galletita para judíos. Galletita o pan, una cosa así.
NIÑO: Puaj, qué asco. Debe ser feo, seguro.
GOLDBERG No es feo. Para nada.
NIÑO: Pero yo no como cualquier cosa. A mí me gustan los lácteos y las gaseosas.
GOLDBERG: Bueno, entonces el matze no podría formar parte de tu menú. ¿Y no te da asco este inmundo basural?
NIÑO: No, ¿por qué me tendría que dar asco?
GOLDBERG: Porque está lleno de basura, pibe.
NIÑO: ¿Y?
GOLDBERG: La basura da asco. Yo estoy acá por que? Porque soy un vagabundo. A los vagabundos no nos da asco la basura.
NIÑO: Mirá vos, qué interesante lo que me contás. Contame más, y yo aprovecho para seguir escondido acá. Nadie me va a encontrar.
GOLDBERG: Che, pibe, me caés bien. Además, siento que algo tenemos en común.
NIÑO: ¿Que los dos estamos metidos dentro de un tacho de basura?
APAGON.

21.
La escena transcurre en la playa. Varias personas, incluido el padre de Matías y la madre de Matías se mueven en malla de un lado a otro del escenario.
PADRE DE MATIAS: (Gritando) ¡Matías! ¡Matías! (A la madre de Matías.) No puedo gritar más, Marisa.
MADRE DE MATIAS: Ay, qué angustia que tengo. ¡Tenemos que aplaudir todos para encontrar a mi hijo!
(Todos palmean al unísono.)
MATIAS (Desde fuera del escenario, aparte): ¿Qué es eso? Se debió haber perdido un chico, ¿no?
APAGON.

22.
La escena transcurre dentro del tacho de basura. Goldberg, Matías.
GOLDBERG (Aparte): Oh, ¡pero este chico es muy valioso! Me parece que lo voy a tomar de rehén. (A Matías) Che, pibe, me tengo que ir. ¿Querés que te lleve un poco por la playa para que hagas tiempo y ganes las escondidas? Te llevo, dale, metete en la caja de matze así nadie te ve.
MATIAS: ¡Buenísimo! Voy a ser el gran ganador. (Matías mira la caja, que es grande, pero en la que es claro que no puede entrar un niño de su altura) ¿Cómo me meto acá adentro?
APAGON.

23.
La escena transcurre en la calle. Hay un edificio con una puerta. Goldberg camina llevando la pesada caja de matze. Realiza movimientos torpes.
GOLDBERG: Perfecto. Me estoy yendo a la biblioteca pública de Valeria del Mar, seguro que ahí puedo cumplir más eficientemente mi rol de secuestrador. O por lo menos mejor que en un tacho de basura. (Llega a la puerta) Oh, está abierta, pero no hay nadie. (Sale por la puerta y habla desde fuera del escenario) Y hay una cámara de seguridad acá, podría grabar un mensaje y mandarlo a todas las estaciones de TV y radio del país.
APAGON.

24. El escenario está dividido por una pared en dos partes: una será la hemeroteca y la otra una sala principal. Dichas partes están conectadas entre sí por una puerta. En una de las paredes de la sala principal hay una cámara de seguridad. Goldberg, en la sala principal, con la caja de matze.
GOLDBERG: Voy a agarrar unos diarios de la hemeroteca para hacerme un disfraz, así no verán mi cara ni mi cuerpo.
(Se dirige a la hemeroteca con la caja de matze. Deja la caja de matze en el piso y agarra una pila de diarios). Y voy a dejar al pibe acá. (Goldberg se dirige a la sala principal y cierra la puerta con llave. Se recubre totalmente con papel de diario; su aspecto es muy ridículo) Perfecto. Parezco un fantasma, pero me queda bien para grabar el mensaje. Soy el mejor secuestrador.
APAGON.

25.
Goldberg, envuelto en papel de diario, habla a la cámara de seguridad.
GOLDBERG: ?Y sepan que tengo al niño de rehén, y que le voy a hacer tragarse el Quijote de la Mancha entero si no me entregan un pasaje para viajar en avión a Israel, la tierra santa. Sé muy bien que allí los judíos no son deudores, no existe el copyright ni los problemas con la justicia. Salvo que uno sea alemán o libanés, pero no es mi caso. Resumiendo, tienen 24 horas para acceder a mis reclamos o? Ya les dije. Fin del comunicado.
APAGON.

26.
La escena transcurre en un living-room. Estévez mira la televisión.
ESTEVEZ: ¡Maldito sea ese Goldberg! Es claro que el judío debe estar en la biblioteca de Valeria del Mar, porque el pendejo ese se perdió en esa ciudad. Además Goldberg estaba cubierto en diario y mencionó que obligaría al chico a tragarse el Quijote. Me parece que voy a ocupar de que ese Goldberg coma el polvo. Voy a llamar a agentes internacionales para que lo agarren a ese idiota y salven al pibe, que en realidad por mí que se muera. A mí lo único que me importa es destrozar a ese judío hijo de su madre que encima me debe plata. Le tengo tanto rencor que ya ni quiero su dinero, lo único que quiero es que tenga la peor de las muertes. Lo obligaría a comer cerdo por toda la eternidad, aunque ni le molestaría. ¿Qué puedo hacer que sea bien terrible? ¡Ya sé! Lo mandaría a Alemania, para que sufra. El muy tarado creería que la historia con los judíos terminó. Ingenuo. Cree que soy el único que lo odia por judío y por idiota. Ya lo odiarán otros, lo aseguro.
APAGON.

27.
La escena transcurre en la biblioteca; misma disposición que en la escena 23. En la hemeroteca está la caja de matze y Goldberg se encuentra en la sala principal. Entran a la hemeroteca unos agentes armados de SWAT.
AGENTE DE SWAT (viendo que la caja de matze se mueve un poco): ¡Quieto o disparamos!
(Se escucha algo incomprensible que provendría de la caja, que se sigue moviendo. Los agentes de SWAT disparan a la caja, que es expulsada hacia fuera del escenario por los disparos. Entra Matías, moribundo, con la caja de matze gigante en sus manos.)
MATIAS: Muero, pero Dios es grande? ¡Que todos los judíos sean castigados en el infierno!
(Se va Matías)

28.
Agentes de SWAT en la hemeroteca, Goldberg en la sala principal.
GOLDBERG: ¡Un disparo! ¡Debo escapar ya mismo! (Se va)
APAGON.

29.
La escena transcurre en la calle. Estévez . Entra Goldberg.
GOLDBERG: ¡Maldito Estévez!
ESTEVEZ: Vine hasta acá para verte morir. Pero no estoy armado, ¿y vos?
GOLDBERG: No, yo tampoco. Vamos a golpearnos con las manos y los pies.
ESTEVEZ: Perfecto. Judío sucio, te voy a hacer jabón.
(Se golpean mutuamente y ambos terminan desangrados en el piso.)
APAGON.

30. La escena transcurre en una corte de justicia. Goldberg, Jueces, fiscales y público.
GOLDBERG (Aparte): Maldición, terminé en la Corte Internacional de Justicia de Nürnberg. Los odio a todos.
FISCAL: ?Y por eso afirmo que este señor es un verdadero "judío nazi" por el hecho mismo de haber sido un deudor y no un acreedor de Estévez. Y pido al señor juez que hable la hermana del Sr. Goldberg.
JUEZ: Concedido.
(Entra la hermana de Goldberg. Es una mujer narigona, de pelo enrulado y su voz es muy nasal)
HERMANA DE GOLDBERG: Odio a mi hermano mugriento, él no baila Rikudim y, peor aún, no está circuncidado (los jueces, fiscales y el público se sorprenden y hacen comentarios en voz baja). Mi hermano debe ser condenado a la horca.
JUEZ: Concedido. Goldberg, a la horca.
(Jueces, fiscales, público y la hermana de Goldberg cantan una canción alegre en alemán. Algunos se abrazan entre sí.)
APAGON

31.
La escena transcurre en una celda de máxima seguridad. Goldberg.
GOLDBERG: Ay. Este es mi monólogo final. Me siento un ser realmente muy maligno. Me pregunto cómo podría hacer para remendar mis males. Llego a la conclusión de que tal cosa es imposible. Sólo me resta morir con algo de orgullo de judío errante. No me puede dormir, encima. Matenlos a todos.

32, Aria da capo.
Goldberg pasea de un lado al otro del escenario. Triste, acongojado, ya extenuado por la muerte que ve venir poco a poco. Ya perdió una gran parte del rencor y de la culpa. Deambula por el escenario, sin saber bien qué decir. Se balancea como un hombre autista. Ha perdido las esperanzas. Quizás se sienta en una de las paredes de la cárcel, con la mirada perdida. Sus ropas, harapientas, lo hacen verse totalmente transformado. Toca su pequeño shofar una y otra vez esperando una solución, sin éxito.

APAGON.

 
Detrás de bastidores
Ah, digámosnos la verdad, Francisco. Esto no tiene sentido. Aún cuando fuésemos los protagonistas de una telenovela mexicana barata, nuestra historia dejó de ser historia hace rato. Está bien, al principio debo reconocer que me excitaba pensarte en la ducha. Ese pecho peludo no tiene desperdicio. Pero vamos, panchito mío, que ya han pasado 4 años desde que rozaste mi nalga con tu pelvis y sabemos muy bien que desde entonces, no has parado de frotarte conmigo en la ducha. No te sonrojes. Es algo natural, acaso no somos seres humanos? Bueno eh? Tampoco para que digas que soy una puta reventada que sólo quiere cachaca cha cha cha. Sólo estoy diciendo algo objetivo, cualquier transeúnte se daría cuenta al pasar que me mirás lujurioso. Se te nota, fran. Con la baba tratás de limpiar la mancha de semen que quedó del día anterior en tu pantalón. Pero dejémosnos de vueltas y vayamos al grano de la cuestión, si podemos disfrutar de nuestros cuerpos no tan esbeltos, en un viaje de pérdida de conciencia. Fijate. No sé.