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vino con sandía       

Armando Zeblox
viernes, febrero 13, 2009
 
reseña sobre andrés banalle
Revisando los trabajos de Andrés Banalle podemos arribar a una serie de conclusiones. Queremos en cualquier caso desarrollar un principio de lectura que nos permita destacar los puntos más relevantes que hacen a las cuestiones que trabaja el autor a lo largo de todo el extenso recorrido que realizó durante su vida y su obra.
Lo que primero resalta es la modalidad que utiliza para efectuar un cimbronazo al modo de pensamiento de época, o mejor dicho a los estratos ya sedimentados del intelecto del siglo durante el cual su obra tuvo mayores consecuencias sobre las modalidades de trabajo cuyas cuestiones hicieron pregunta durante nuestro tiempo. He aquí la relevancia de sus cuestionamientos y la pertinencia de las problemáticas que se abren a medida que el autor despliega estos núcleos que le permitirán arribar a elucidaciones de mayor nivel de complejidad en relación con el trabajo que se sostenía hasta ese entonces en el ámbito que nos toca.
En segundo lugar, siempre es relevante tener en cuenta la esfera contextual que rodeaba las preguntas propuestas y que permitió sostenerlas en su función de cuestionamiento de un marco hostil que, si consideramos las temáticas en juego con respecto a estos axiomas de tan difícil construcción así como los escollos que el autor debió encontrar a medida que sus desarrollos fueron tomando forma, no deberíamos soslayar. Es necesario resaltar además el valor de postular una lógica nueva que haría tambalear –aunque fueran necesarios varios años para que su obra fuera comprendida y encontrara su aceptación en la comunidad– hasta producir un giro histórico que comprendiera una dialéctica hasta entonces relativamente inédita.
Por último debemos considerar el peso de la fórmica mediante la cual el autor ha resaltado los puntos más oscuros que hacen a estas problemáticas en juego siempre que nos encontramos en una situación analítica con respecto a estos temas. No podemos dejar de señalar la lucidez y el modo perseverante con el cual pudo el autor abrir el camino para la deconstrucción de un sistema de pensamiento ya caduco para ese entonces, como lo puede demostrar con una rigurosa crítica en varios de sus trabajos, especialmente durante su primer período de producción.
La figura de Andrés Banalle o, mejor dicho, su vigor a la hora de proponer un nuevo ordenamiento en relación a temáticas de tal sustancialidad como las que nos tocan en nuestra práctica diaria así como durante nuestro ejercicio intelectual en lo que refiere a esta dimensión conceptual, tiene a mi juicio diversos jalones fundamentales que no podemos desdeñar y que son vertientes desde donde se despliega la profundidad en una superficialidad novedosa que debería pertenecer a la agenda de nuestro tiempo.